Se que no estás, y en un intento desesperado trato de imaginar tu reacción.
Habló de mi, de mi ser, de mi vida, y recreo tus gestos, tus miradas, tus palabras.
Me abro ante ti, remuevo el último escudo que cubre mi ser, y tu; paciente, esperas. No hay secretos, no hay personajes, el juego acabó, y aquí, el final de la historia.
Y tu te desvaneces, tus ojos comienzan a cerrarse y todo se vuelve oscuro. Acabas de llegar, estabas viviendo tu vida, y yo, otra vez, levanto mis muros, oculto mis intenciones, acato las ordenes de esta realidad. y lamento, en mi interior, que todo no esto no fuera más que una jugarreta de mi sentidos. el sentido del dolor, de la soledad, de la desesperanza... el sentido del obligado olvido
Ardêmion
2 argumentos:
no...
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